miércoles, marzo 7

El peso de los tiempos

Suele haber un cierto malentendido al hablar del tan mentado, y ultrajado, Compromiso. Vivimos, probablemente, en una era -como solía afirmar con algún acierto Lewkowicz- excesivamente fluída. Muy pajera, podríamos decir un poco en porteño. Por eso a una época que hace gala de una dudosa pasión perfidamente dionisíaca, un tiempo que hace culto de un hedonismo de lo más sintético, nada mejor que contraponerle las más comprometidas pasiones. Los más variados extremos. Hay que poder hacerse cargo del tiempo presente. Es imperativo intentar decir algo de la experiencia presente, traducir en papel -o en lo que sea- la vivencia personal del hombre en ésta, nuestra escena contemporánea. Subordinación y valor frente a la creación, Compromiso ante la experiencia y el texto. Habitamos un tiempo excesivamente light, de bajas calorías. Y en tal caso quizás lo más interesante sea, siguiendo tanto a Strauss como a Schmitt, tomarse las cosas como se lo merecen: seriamente.

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