lunes, marzo 19

El zoon politikon

"El hombre es un animalito que debe ser educado"

Fidel Castro

"Ningún animal puede ser snob"

Alexandre Kojève

"Antropoi esti zoon politikon"

Aristóteles

sábado, marzo 17

Progresivamente desencantados

Walter Benjamin vislumbra una civilización gris, sobria, metalizada por el progreso: una nueva barbarie. Lo que rechaza tajantemente es el mito que erige al desarrollo técnico y económico como garantía de un mejoramiento de las condiciones sociales y humanas de existencia. La técnica y el progreso han convertido al mundo habitable en la total negación del Edén: la tierra devino infierno. En Baudelaire, como en Benjamin, el pasado murmura y retorna actualizado como iluminación: "Interrumpir el curso del mundo era el deseo más profundo de Baudelaire", dispara Benjamin.
La búsqueda de Walter Benjamin apunta a emplazarse como la mediación entre las profanas luchas emancipatorias y la promesa mesiánica, habiendo una profunda conexión entre observancia religiosa y política. En este sentido, la felicidad del presente es la redención del pasado. El hombre debe buscar la Reparación, la Desolación del pasado como un elemento necesario para la revolución. Pero la combinación de esa lucha por el pasado debe ser seguida por la lucha de acuerdo a objetivos claros en el presente.
La revolución en Benjamin cobra la forma de una utopía de lo por venir, como una redención mesiánica en la que la reconciliación entre el hombre y la naturaleza implican una buena nueva: el retorno de lo edénico. Se asemeja a una interrupción redentora, como una búsqueda de la experiencia perdida que desemboca en un tiempo estallado, donde pasado, presente y futuro conviven en acto. No es posible vencer hoy en miras al futuro sin una buena lectura del pasado, considerando que quien vence hoy en la tierra lo hace para todos los tiempos. La revolución, en su versión benjaminiana, pretende nada menos que vencer al Anti-Cristo.

viernes, marzo 16

Martínez Estrada y compañía

La entera obra de Ezequiel Martínez Estrada, pretende ser una reescritura de la historia nacional desde una singular perspectiva que se condensa alrededor de él mismo, alineando en sus libros a numerosos autores clásicos, junto con diversos pensadores que podríamos denominar como contemporáneos.
Sarmiento y Groussac, Freud y Jung, Simmel y Spengler, Goethe y Aristóteles, Toynbee y Ciceron, Borges y Lugones, se pasean por las páginas de éste extemporáneo sociólogo argentino. Cuando un pensador construye su obra lo hace mediante alianzas con otros nombres, a partir de lazos que pueden constituir el armazón de una maquina viviente que delata sus propias referencias en las citas a las que recurre.
Pero justamente el carácter vital de la obra del radiógrafo santafesino, radica en que dicha composición mutila a los autores de referencia en pro de generar su propio pensamiento. Cargado de autores pero singular. La maniobra creativa de Martínez Estrada se asemeja a aquella sodomía filosófica de la que hablaba Gilles Deleuze. El filósofo francés decía que a un autor se lo toma por atrás, y se le hace un hijo irreconocible, un mounstro.
De ahí que podamos decir que el Sarmiento de Rojas no es el mismo que el de Lugones; y por tanto, Estrada erigirá su propio Sarmiento, su propia historia.
Martínez Estrada construye su filosofía de la historia tomándola a ésta por atrás, engendrandole un hijo: irreconocible y singular. Haciendo gala de los más diversos nombres, para sudar historia, para sangrar pensamiento.

jueves, marzo 15

El pulso de occidente

La relación entre la filosofía\ciencia y la revelación, está signada por una -en palabras de Leo Strauss- "tensión fundamental". Justamente, dicha tensión constituye el motor que dona de vitalidad a éste, nuestro occidente en crisis permanente.
Preguntarse por si ésta tensión es la que posibilitó el éxito y la supremacía de la península europea por sobre la Tierra, no viene directamente al caso pero puede ser un interesante rumbo para incursionar, para investigar.
Arquitectónicamente hablando, la filosofía griega y la Biblia constituyen los dos pilares sobre los que occidente se sostiene: sus fundamentos más constitutivos y elementales. De ahí la interminable batalla entre teología y filosofía -después también con la ciencia- que todavía no encontró su crepúsculo.
Esta tensión de nunca acabar es la discución, la lucha, que en su proceso terminó forjando la moral y la ley occidental así como también el conocimiento y el saber. Todo conocimiento es el producto de la lucha, decía Nietzsche en su Gaya ciencia: como en el choque entre dos espadas, donde la chispa entre ambas dispara conocimiento.
Porque la ortodoxia teológica es tan irrefutable como la existencia de Dios, como la fe y la revelación. Porque no hay Teorema de Tales, por más perfecto e inmejorable que sea, que pueda derrumbar los muros de los templos, las iglesias, las mezquitas. Porque no hay premio Nobel de física que refute la creencia en los milagros, el sentido de los santos.
No obstante, estas batallas pueden a llegar a constituir la clave para entender por qué la cultura occidental salió a conquistar -exitosamente- el mundo. Probablemente, estas tensiones son las que hacen a la vitalidad de la cultura más compleja y decadente de la Tierra. La que emergió de una pequeña peninsula asiática llamada Europa.

miércoles, marzo 7

El peso de los tiempos

Suele haber un cierto malentendido al hablar del tan mentado, y ultrajado, Compromiso. Vivimos, probablemente, en una era -como solía afirmar con algún acierto Lewkowicz- excesivamente fluída. Muy pajera, podríamos decir un poco en porteño. Por eso a una época que hace gala de una dudosa pasión perfidamente dionisíaca, un tiempo que hace culto de un hedonismo de lo más sintético, nada mejor que contraponerle las más comprometidas pasiones. Los más variados extremos. Hay que poder hacerse cargo del tiempo presente. Es imperativo intentar decir algo de la experiencia presente, traducir en papel -o en lo que sea- la vivencia personal del hombre en ésta, nuestra escena contemporánea. Subordinación y valor frente a la creación, Compromiso ante la experiencia y el texto. Habitamos un tiempo excesivamente light, de bajas calorías. Y en tal caso quizás lo más interesante sea, siguiendo tanto a Strauss como a Schmitt, tomarse las cosas como se lo merecen: seriamente.

viernes, febrero 16

Fogwill y la revolución

"Escucháme, vos pensás que vas a hacer una sociedad en la cual a la mañana sos juez, a la tarde pescador, y a la noche violinista, viste, como en la Ideología alemana, y terminás haciendo el gulag. ¿No? Vos pensás que vas a hacer la revolución cultural y terminás haciendo un mounstro capitalista ininteligible".

Rodolfo Fogwill
Fragmento de una entrevista brindada a la revista El Ojo Mocho n° 11.

viernes, febrero 9

Casi un blog

Still diving on the coast.